domingo, 28 de abril de 2024

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5 — 2, 2

Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos oído de Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Salmo de hoy

Salmo 102, 1b-2. 8-9. 13-14. 17-18a R/. Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.

La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños

¿Qué sabe el “pequeño” que no saben los “entendidos y sabios”? ¿Qué sabiduría es esa, oculta a los ojos de los eruditos y conocedores de este mundo? Su sabiduría es esta: que esta vida no es la verdadera.

¿Cómo alcanzan los pequeños este saber? ¿Qué tipo de revelación les es comunicada? Los pequeños alcanzan su saber no por estudios enjundiosos, a los que no tienen acceso, sino por la simple experiencia vital, que no le puede ser negada a ningún ser. La captación de la verdad se realiza en el mismo transcurso de la realidad vivida, y porque es experiencia vital que se padece en la carne y en el espíritu, difícil resulta de eludir,  pero también de oponerle argumentos lógicos.

Pero, en fin, ¿quién es pequeño en las categorías de este mundo? Quien no cuenta o cuenta sin más como parte de una masa indefinida y amorfa. Y porque no cuenta, nadie se preocupa por cómo le va en la vida; vida que consiste, en el mejor de los casos, en un “ir tirando”, que no es poco. Retrotraída esta condición del “ser-pequeño”al siglo I en que escribe Mateo, la misma se identifica, la mayor parte de las veces, con el pasar serias estrecheces y sufrir injusticia como experiencia vital cotidiana, cuya mejor expresión es la petición al cielo “danos hoy el pan de cada día”.

En tanto no falle la esperanza, de la vida mal vivida se extraerá, como revelación del deseo de felicidad, el ansía de una verdadera vida, pues vida que no es feliz, ¿acaso merece llamarse vida? ¿No será acaso una agonía más o menos prolongada?

Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna

Y hablando de muerte, en tanto pecado y muerte – dice Pablo – van unidas de la mano, la carta de Juan, tan saturada está de pecado que repele a la lectura; pues coloca al lector – en ese contrapunto joánico luz-tiniebla; verdad-mentira; pureza-corrupción; en fin, vida-muerte – en posición incómoda a más no poder, pues se trata de una incomodidad de índole ontológica y existencial: ¿qué es, pues, el hombre, sino pecado y corrupción, muerte y mentira, animal que se oculta en las sombras?

El autor joánico hace al ser humano no sólo distinto a Dios, sino opuesto. Y siendo Dios la vida, no corresponde al ser humano, sino lo más contrario; y no sólo la muerte como epílogo biológico, sino la aniquilación, el no-ser. No es ya sólo aquello de que “sin mí no podéis hacer nada” sino que sin mí no sois nada. Este es el sentido del “pecado” en Juan: no se trata de una mera cuestión ética - resoluble en múltiples instancias humanas – sino de una noción de orden ontológico y existencial: quien está separado de Dios – llamado aquí pecador –sencillamente no es. Y que el hombre sea pecador por principio – esto es, el que en sí es un ser separado de Dios – significa que es preciso un acto positivo de Dios – llamado gracia – de acercamiento de Dios al hombre, por el que el hombre pasa del no-ser al ser (del estado de pecado al estado de gracia); he aquí la misión de Cristo: eliminar el pecado, entiéndase, eliminar la separación radical entre Dios y el hombre, y con ello,  hacer pasar al hombre de la muerte a la vida, pues la vida del mundo – entendido el mundo con lo no-Dios - , la vida que ofrece el mundo, no es vida, sino muerte.

Ambas lecturas, pues, se aúnan es una sabiduría correlativa y que podemos sintetizar en la idea de  que a lo que los hombres llaman vida no es la vida.

Tal sabiduría, esto es, la trasposición de sentido de vida/muerte está a la base de la mística, la misma que profesa existencialmente Catalina de Siena, cuya memoria hoy celebramos.

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Catalina de Siena, Santa
Memoria Litúrgica, 29 de abril...

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 9, 26-31

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles.

Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús.

Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.

La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Salmo

Sal. 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32 R. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan 3, 18-24

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.

Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.

Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.

Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».


“Yo soy la vid, ustedes los sarmientos” (Jn 15,5)

Jesús ha querido iluminar nuestra fe en su acción santificante, con una comparación. “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos” (Jn 15,5), expresa. Los sarmientos viven, pero no tiran de su propio fondo la savia que los fecunda. Constantemente toman su vitalidad de la savia que viene del tronco. Elaborada fuera de ellos, es ella que los vivifica. Así es también para los miembros de Cristo. Buenas acciones, práctica de virtudes, progreso espiritual, todo por santidad. Sin embargo, es la savia de la gracia viniendo de Cristo que realiza en ellos maravillas: “Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí” (Jn 15,5). En Jesucristo todo irradia vida: sus palabras, acciones, condiciones. Todos sus misterios, los de la infancia, de su muerte, resurrección, gloria, poseen una fuerza siempre eficaz de santificación. En él, el pasado no está abolido (cf. Rom 6,9; Heb 13,6). Versa en nosotros la vida sobrenatural, continuamente. Sin embargo, nuestra falta de atención o de fe, paraliza frecuentemente su acción en nuestra alma. Para nosotros, vivir de la vida divina, es tener la gracia santificante. Es decir, ser parte de Cristo por la fe y el amor, en nuestros pensamientos, afectos y en toda acción.

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Luis María Grignion de Montfort, Santo
Memoria Litúrgica. 28 de abril...

sábado, 27 de abril de 2024

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 44-52

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Salmo de hoy

Salmo 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4 R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 7-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Se alegraron mucho y alababan la Palabra del Señor

Jesús, cuando predicó su buena noticia, fue aceptado por unos y rechazado por otros. Pues esa va a ser la tónica y la reacción ante Jesús y su evangelio hasta el final de los tiempos, al ser presentado por parte de sus predicadores ante los distintos pueblos. Esta primera lectura nos habla del rechazo de los judíos ante la predicación por parte de Pablo. Pablo, como buen judío y con el corazón dolorido, anuncia, junto con Bernabé, a sus hermanos judíos que como les rechazan se dedicarán a evangelizar a los gentiles. “Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron mucho y alababan la Palabras del Señor y… creyeron”. Algo que no les gustó y se las arreglaron, a través de “señoras distinguidas y devotas y de los principales de la ciudad, para perseguirles y expulsarles de su territorio”.

Pidamos, una vez más a Jesús, que nos siga convenciendo que su palabra es especial para nosotros, pues no solo es hombre sino también Dios, el Hijo de Dios. Y que nos siga convenciendo que la amistad que nos brinda, la buena noticia que nos brinda… es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y que no queremos dejarle por nada del mundo. Deseamos con fuerza seguir sus pasos. “¿A quién iríamos?”.

Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre

Da toda la impresión de que Jesús fue hablando de temas importantes a sus apóstoles poco a  poco, cuando lo creyó oportuno. Uno de estos temas fue el del Padre. Jesús les habló de su Padre Dios en más de una ocasión, pero no parece que los discípulos entendieran todo lo que les decía de él. En este pasaje evangélico, el apóstol Felipe le pide que se deje de rodeos y les muestre claramente al Padre.

Y es entonces cuando le explica a Felipe, y a sus discípulos y a todos nosotros, la unión íntima que hay entre el Padre y él, algo a lo que nosotros, por nosotros mismos, nunca hubiésemos llegado: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre… ¿no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?”. En otros momentos, hablándoles del Espíritu Santo les revelará que es también Dios y que está a la altura del Padre y del Hijo. De esta manera nos revela que el Único Dios son tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, a las que podemos acudir indistintamente con la convicción de que seremos escuchados, como nos indica  Jesús de sí mismo: “Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Zita de Lucca, Santa
Virgen, 27 de abril...

viernes, 26 de abril de 2024

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 





Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10

Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito:
«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Salmo de hoy

Salmo 118, 99-100. 101-102. 103-104 R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus mandatos. R.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus mandatos,
y odio el camino de la mentira. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

¿Cómo hizo brillar Pablo su luz? 

Este comentario de José Luis Sicre, nos puede ayudar a darnos cuenta, de que, sólo la persona que lleva a Cristo en las entrañas puede comunicarlo a sus hermanas y hermanos.

“Buscando una relación entre esta lectura y el evangelio, la luz con la que Pablo intenta iluminar a los corintios es la persona y el mensaje de Jesucristo. Pero la fuerza del texto recae en el modo de hacer brillar esa luz. La comunidad de Corinto había sido fundada por Pablo. Pero cuando apareció por allí Apolo, un judío convertido al cristianismo, encandiló a todos con su sabiduría y su excelente oratoria. Muchos terminaron prefiriendo a Apolo y su modo de transmitir el evangelio. Pablo reacciona con dureza, afirmando que él nunca quiso presumir de sabio o elocuente, sino anunciar a Jesucristo, y no de cualquier manera, sino en su aspecto más escandaloso: crucificado. «Para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios». (José Luis Sicre)

Sois la sal de la tierra y la luz del mundo  

Estos versículos del 13 al 16 forman parte del capítulo 5 que comienza con las bienaventuranzas. Palabras que nos perforan el alma, pues es la expresión  de lo vivido por Jesús de Nazaret; todo un  programa de vida para nosotras sus seguidoras. Son ellas las que nos harán, si las vivimos, esa “sal” que da sabor a la humanidad y esa “luz” que iluminará la historia.

Como dice J.A.Pagola: “Esta es la identidad de las personas seguidoras de Jesús. No vivirán para sus propios intereses. No han de pensar en su dinero, su prestigio o su poder. Su presencia en medio de las gentes será profética. Serán “la sal” que necesita la tierra y la “luz” que necesita el mundo. Introducirán la fuerza sanadora de Jesús y la luz de su proyecto del reino de Dios”.

¡Alumbre vuestra luz!, ¡Que brillen vuestras vidas, no vuestras doctrinas! Demostrar que es posible el amor y la compasión. Buscad la justicia de Dios. Sed mis profetas, no solo con palabra, sino, con vuestras obras.

Como recuerda el Papa Francisco: “La Iglesia-Comunidad de Jesús, no es una fortaleza cerrada, es una Iglesia-Comunidad en salida”. De manera que con esta esperanza,  podamos compartir esa luz que ilumina y esa sal que da sabor.

Toda la creación lleva dentro de sí la luz que la engendró y el sabor que da sentido a nuestro vivir.